Nota bio-bibliográfica

30 de marzo de 2007

Nadie sabe cómo ha sido


El cuerpo se da cuenta antes que tú de que llega la primavera. Llega trotando, acolchada, de fondo, como en fuga, súbita, dulce como un recuerdo, amarga como un recuerdo (el mismo), llega de prisa y con ganas de demora, de cerveza en la calle -y los naranjos son un buen decorado-, de conversación a temperatura media, de ponerse el jersey porque refresca, de escribir algo -aunque sea por cumplir-, de tocar la guitarra en el parque ("como al principio, cuando esto te gustaba")
Pero no es el cuerpo, es una sucursal que la memoria tiene abierta en algún lugar impreciso y central del cuerpo, es un enviado del cuerpo en la memoria, es la arteria con savia atolondrada, es un no sé qué que quedan recordando... un nombre que se olvidó, que tienes en la punta de la lengua. Y en la punta de la lengua habita también la memoria.
Para evitar tanto parloteo, Antonio Machado anotó un ripio ("la primavera ha venido, / nadie sabe cómo ha sido"), y se quedó tan pancho. Otra cosa buena de la poesía: sabes que don Antonio y tú sabéis lo mismo, calláis lo mismo. Lo importante, que queda fuera de cada verso, en el justo milímetro de afuera.
La primavera no sólo es itinerante en el tiempo -viene y se va, viene, no es la misma pero viene, y se va-, sino también en el espacio. Las muchachas que pasan por la calle, ropibreves, pechialtivas, aromadas -alguien sospecha que son hologramas, publicidad engañosa de las ciudades- son la primavera que viene, que se va, que no sabemos.
Es un época de balbuceos. Estar lo bastente despierto como para sentir algo, y lo bastante dormido como para no hacer nada. El estímulo que invita a una vida más plena, aventurera y brillante. Y la canción de cuna que nos cierra los párpados, suave, suave es la noche... y mañana hay que madrugar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda Jesús que te habrás quedado molido después de esto, no?? Me encanta esta descripción "Las muchachas que pasan por la calle, ropibreves, pechialtivas, aromadas" Como de costumbre, lo clavas, parece que las estoy viendo en Tetuán... y los naranjos, son los de Villasís, en la esquina de Orfila y Laraña.

Anónimo dijo...

se os ha olvidado "coxibajas", que no vea como me inquietan, joder.

Jesús Beades dijo...

Bartolo tenía una flauta con un agujero solo...