Nota bio-bibliográfica

19 de noviembre de 2006

Semillas de nieve


Cuando parece que nada nuevo va a ocurrir, que las cosas seguirán su inapelable cauce, y un minuto seguirá a otro como un preso a otro en una fila, ocurre algo. Ocurre la nieve en Cracovia, que ya siempre será un símbolo de lo que podemos esperar, el milagro blanco tras una noche densa. Pues nuestro Padre Celestial hace caer su nieve sobre buenos y malos, y yo me alegro mucho, pues no soy bueno. Y las piedras gritan su salmo de intemperie y musgo, desde la Catedral, cumpliendo la profecía, en lo más alto del Castillo. Y los ángeles cantan en una lengua ultrasónica, cifrada, girando, extremadamente leves y gozosos, en remolinos miniados, entre los finos copos que el viento esparce como semillas, tan fecunda es la nieve.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Clara dice este poeta que me llamo, y me llevó de la mano a Cracovia,y conocí la nieve, fue el regalo de bodas más bonito que este poeta pudo hacerme. Conocer la nieve me llevó a las noches infinitas de reyes y a los veranos eternos de mi infancia, esos veranos de entonces que duraban siete, ocho, nueve meses, y no las cuatro semanas de ahora. Yo no conocía la nieve, la conocí cuando ya estaba casada. Qué raro, mientras caía la nieve sobre mí, la mujer que soy ahora volvió a ser la niña que fui entonces. Qué suerte tengo, mi marido me regaló la nieve y lo eterno, me da lo de ayer y lo de hoy...¿Estará nevando ahora en Cracovia? Habrá que verlo, no os lo perdáis.

E. G-Máiquez dijo...

Vaya entrada, sí, pero vaya comentario también. A la altura.